¿Alguna vez disfrutaste de un café de especialidad bajo las estrellas?
Si hay algo que de muy pequeño, cuando apenas podía caminar, me hacía estallar mis ideas, la cabeza, mis pensamientos, mis sueños más extremos y mi imaginación era y sigue siendo incluso hoy, el espacio.
Los colores que veía, las cosas que pensaba, las películas que miraba… Todo se resumía al espacio.
A los segundos de ciencia dentro de un planetario hecho de dibujos animados. De halcones que surcaban las estrellas, unos que parecían ser sin lugar a dudas galácticos.
Después de mucho tiempo, logré unir algunas de mis tantas pasiones gracias a todo esto y a ese brillo y esas ganas de llorar de alegría que tengo desde niño: la astrofotografía con el café.
La astronomía es un recurso que nos puede dar algo más que conocimiento, nos eleva por encima de todo a una condición diferente, nos hace sensibles al universo, al ínfimo y efímero segundo que finalmente somos, en un mundo que busca constantemente una sobreestimulación, es esta autopista una que nos puede brindar aire a pesar de vivir asfixiados de contaminación.
Un viernes como cualquier otro de Julio, en una montaña tan hermosa como intimidante, iniciamos camino a un pequeño lugar llamado Crissolo, perdido en el verde del valle y el azul cristalino y transparente del río ese cae de los picos a más de 2000 metros de altura.
Un grupo entusiasmado, intrigado por esa cafeína tan diferente que propuse, me esperaba al pie no solo de esas rocas tan grandes sino del único refugio en ese último escalón antes del cielo.
Todo sucedió rápido, las risas se acumularon, la amabilidad de unos desconocidos comenzó a ceder para convertirse en confianza, y así como las cámaras que capturaron las primeras estrellas de aquel cometa Swift-Tuttle que nos visita cada 133 años, también nuestros ojos fotografiaron y escucharon con atención como ubicarse con el cielo nocturno.
Así, entre café de especialidad, chocolates y galletitas fue que vimos un cielo que para muchos es imposible dado donde viven.
Así, entre café de especialidad y ese fresco tan hermoso de las 2 de madrugada en montaña, fue que compartimos una noche, entre desconocidos otra vez y amigos, de una noche esperada.
Una experiencia única que solo nosotros, en Astrofotografía y Café podemos realizar.
Enseñanzas, experiencias, café y una luna que brilló entre una neblina tardía para decorar todo el paisaje que, de una manera o de otra, se hizo rogar un poco solo para sonreírnos como nunca e inevitablemente, nos acarició con música desde rincones del espacio tan distantes que ninguno de nosotros realmente puede apreciar (Covenant). Solo sentir.
Esto es, dicho de una forma, la experiencia de Astrofotografía y Café.
Combinamos lo mejor del cielo, con lo mejor de la tierra en una noche tan pero tan distinta que, posiblemente, no quieras que termine nunca más.